Como ya muchos saben, nuestra Plaza Mayor ha sido incluida en un supuesto “mejoramiento”, luego de lo acontecido el día de ayer. Seguramente el señor alcalde ya habrá notado, o al menos debería, que su iniciativa no ha tenido la acogida que esperaba entre el pueblo chilcano.

Ayer se realizó, como es costumbre, la gran “ESCENA” de la colocación de la primera piedra. Y digo escena, porque más pareció un acto simbólico sin público: la población de Chilca y sus anexos brilló por su ausencia. Asistieron los mismos de siempre: los comunicadores cañetanos y chilcanos y, claro, los funcionarios y trabajadores municipales, que usted esperó hasta las 5:00 p.m., cuando terminaban su jornada laboral, para que puedan llenar el espacio vacío y acompañarlo.

Señor alcalde, los hechos hablan por sí solos. Usted parece vivir en una realidad alterna, en una especie de “dimensión paralela”, como dice aquella canción: fabricando fantasías. Lo invito a que deje la arrogancia a un lado y empiece, aunque sea en lo que le queda de su agónica gestión, a trabajar realmente por el pueblo que lo eligió.

Porque si algo está claro, es que si el pueblo le pide cinco cosas, usted ofrece cincuenta… pero no cumple ni una. La historia lo recordará, lamentablemente, como el alcalde de las eternas promesas.

Y ya que tanto le gusta prometer, quizás podría empezar por cumplir con lo más básico: el agua. El verano está a la vuelta de la esquina, y seguimos esperando ese gran proyecto de agua y alcantarillado para 15 de Enero, Papá León XII y Olof Palme, aquel que usted anunciaba con tanto orgullo en campaña. Mucho discurso, mucha “experiencia en gestión regional”, pero en la práctica… solo “parchecitos”. Así que, señor alcalde, escuche a la población, no subestime al pueblo chilcano y, por favor, deje de jugar con las ilusiones de la gente. El pueblo no necesita promesas grandilocuentes, sino acciones reales.

Con respeto, pero también con hartazgo... Una ciudadana que aún espera resultados.

(CASANDRA GLADYS VALDEZ FLORES/Elarquim)