La Provincia de Cañete vive una gran consternación por un hecho de violencia contra una menor de edad. Saludo la iniciativa de la ciudadanía cañetana que en su libre derecho de manifestarse ha tomado las calles para exigir justicia. También saludo a quienes han asumido la defensa legal de la víctima. A veces los procedimientos legales no son tan justos y sobre todo cuando pareciese que dan la espalda a la realidad y se avalan a los agresores.
No es el primer hecho de violencia y lamentable no será el último, nuestra sociedad denota cada día la decadencia de la salud mental, pues un violador se cría en un hogar como todos, pero es posible que en ese hogar se hayan tenido carencias emocionales y la disciplina haya estado ausente.
Es oportuno, que quienes son padres tomen muy en serio su rol en el hogar y en la sociedad y esto lo digo como docente, pues muchas veces se pretende que sea el colegio el lugar donde se corrijan aquellas malas formaciones que se dan en casa. Es el hogar el primer centro de formación del niño, es ahí donde beberá de valores, es ahí donde aprenderá a convivir respetando a los demás.
Rechazo todo acto de violencia, es repudiable este tipo de agresiones. Nadie tiene derecho de mancillar la integridad del otro y más cuando se trata de un menor de edad. Pero por favor, vayamos a la raíz del asunto, este mal se está haciendo endémico y en muchos contextos incluso se está normalizando. Y no, esto no es normal, esto es vomitable, es condenable.
Exhorto a todos a cumplir nuestros roles. Que la justicia haga lo suyo, que las autoridades hagamos lo que nos corresponde, que la población no se olvide de que la formación viene de casa, que todos entendamos que está en todos cuidar del otro. No seamos indiferentes.