El 11 de junio de 2023, Fernando Luyo salió temprano rumbo a la chacra de su padre en Cañete. Eran las 7:00 a.m. cuando fue brutalmente atacado por tres perros de raza pitbull que salieron de una propiedad. El violento hecho ocurrió mientras caminaba por una ruta que transitaba a diario.
“Los perros salieron de la nada, me emboscaron, uno por cada lado. Me mordieron los dos brazos y la pierna izquierda. No me soltaban hasta dejarme casi muerto”, relató Fernando a Domingo Al Día.
Durante quince minutos, los animales desataron su furia sobre él. Intentó defenderse usando sus brazos como escudo, pero la fuerza de las mordidas fue devastadora.
“Me dejaron con la ropa hecha trizas, ya estaban a punto de destrozarme el cuello”, recuerda. Finalmente, un vecino logró espantar a los canes y salvarle la vida.
PERROS AGRESIVOS Y EL ARCHIVO DE UN CASO
Fernando asegura que esa ruta era la única para acceder a la chacra de su padre y que constantemente veía a los perros sueltos en la zona. “Eran agresivos, habían atacado a otros vecinos y animales”, afirma. Su madre, Ricardina, también recuerda haber advertido a los propietarios. “Una vez les dije que esos perros eran un peligro, pero nunca hicieron nada”.
Tras el ataque, la Fiscalía de Cáñete decidió archivar el caso, indicando que era un asunto civil. Sin embargo, tras una apelación, en agosto de 2024 se reabrió la investigación preliminar e incluyó a Iván Guillén Arias, quien se identificó como dueño de los perros y posesionario del predio, como presunto autor del delito de lesiones culposas.
UN CASO QUE PIDE MÁS RESPONSABLES
La defensa legal de Fernando asegura que no solo Iván debería ser investigado, sino también su hermano y la tía, dueña del terreno. “Ellos permitieron que los perros estuvieran allí sin medidas de seguridad, sin jaulas ni cercos”, indicó su abogado. Hasta el momento, ningún miembro de la familia Guillén se ha hecho responsable ni se ha comunicado con la víctima.
El equipo de Domingo al Día acudió al domicilio donde se encontraban los perros, pero no halló a nadie. Incluso personas que ingresaron al predio negaron conocer a los Guillén. La Fiscalía tampoco brindó declaraciones pese a las solicitudes.
DOS AÑOS DE LUCHA Y UNA VIDA DE DEPENDENCIA TOTAL
Desde el ataque, Fernando perdió sus dos brazos y está limitado para movilizarse por la dañada pierna izquierda. “Mi vida cambió 360 grados. Ahora dependo totalmente de otra persona para todo: higiene, alimentación, traslado”, afirma. Su madre, de 83 años, se ha convertido en su único apoyo. “Ahora yo lo cuido como si fuera un bebé. Dejo de comer para poder mantenerlo”, señala entre lágrimas.
Fernando ha aprendido a usar la boca y un lapicero para operar su celular y leer documentos. Aun así, dice que se siente emocionalmente devastado. “Estoy traumatizado. Me han quebrado por dentro. Pero trato de salir adelante por mis hijos”.
La víctima era técnico en sistemas de producción agrícola, había estudiado geología y exploración de minas. Tenía tres hijos menores y trabajaba en una procesadora de frutos de exportación. Hoy, solo conserva recuerdos de esa vida activa. “Tenía mi moto, asesoraba cultivos en el valle. Ahora no tengo nada”, cuenta.
INDEMNIZACIÓN Y JUSTICIA
La víctima exige justicia. Solicita una indemnización que le permita acceder a prótesis y sostener a sus hijos. “Nadie se ha acercado a ayudarme. Yo quiero que el caso se aclare, que los responsables se hagan cargo. Esto no puede quedar impune”, concluye.
(América Noticias)
