Los bomberos del Vaticano completaron este viernes la instalación de la emblemática chimenea en la Capilla Sixtina, el dispositivo que revelará al mundo si los cardenales alcanzan un consenso sobre el sucesor del papa Francisco.
Con esta acción simbólica, el Vaticano se declaró listo para iniciar el cónclave, que contará con la participación de 133 cardenales electores menores de 80 años.
El montaje, que ocurrió con discreción entre el bullicio de los turistas en la Plaza San Pedro, marca el último paso técnico antes del inicio de las votaciones.
“Utilizamos dos estufas conectadas a una sola chimenea: una para incinerar las papeletas y otra para generar el humo”, explicaron fuentes del Vaticano. Esta tecnología permitirá emitir humo blanco en caso de que el cónclave elija a un nuevo pontífice, y humo negro si no hay acuerdo.
Mientras los preparativos avanzan, miles de fieles ya ocupan la explanada frente a la Basílica de San Pedro.
Muchos viajaron desde distintos continentes para presenciar un evento que ocurre pocas veces en la historia de la Iglesia.
“Es una experiencia irrepetible. Sentimos que estamos ante un momento que cambiará el rumbo de la fe católica”, expresó una peregrina mexicana que llegó el jueves por la noche.
Las votaciones del cónclave seguirán un ritmo riguroso: los cardenales celebrarán cuatro votaciones diarias, dos en la mañana y dos en la tarde.
La chimenea, símbolo de esperanza global
Solo cuando un candidato obtenga al menos dos tercios de los votos emitidos, la fumata blanca señalará al nuevo líder espiritual de más de 1,300 millones de católicos en el mundo.
Mientras tanto, cerca de 200 cardenales continúan con reuniones informales y meditaciones previas al encierro, abordando temas centrales como la reforma de la Curia, la gestión de escándalos internos y los desafíos contemporáneos de evangelización.
La instalación de la chimenea no solo representa un acto ceremonial; encarna la espera de millones de personas que, desde la Plaza San Pedro o a través de transmisiones globales, mantienen la mirada fija en el cielo vaticano, aguardando el humo que anunciará un nuevo capítulo para la iglesia católica romana.
