Muchas veces dirigimos nuestras baterías contra los corruptos políticos, sean congresistas y miembros del ejecutivo. Lógicamente muchos de ellos tienen ganado el calificativo, a fuerza de mostrarse como verdaderos “mochasueldos”, “vividores” de mujeres que tal vez por necesidad se prostituyen, o de otros que coimean con las obras que consiguen para sus lugares de origen.
Pero si nos damos cuenta y serenamente analizamos la situación, no son los únicos. Mal educados son los mototaxistas, los choferes o empleados que no respetan las normas, o que no tratan bien al usuario de un municipio o un hospital.
Deshonesto es el que le roba al cliente en el peso del pollo o la verdura. No importa robarle a un pobre, o más pobre que el vendedor. Deshonesto es el que se coge una propiedad que no es de él y quiere hacer parecer que si lo es.
He sido testigo, de lo deshonesto que es el chofer de un auto, cuando tomándolo frente a Mall del Sur me vengo a Cañete. Me di cuenta, muy tarde, que es un vehículo sin autorización para transportar pasajeros, o sea de los llamados informales, por varios indicios: elude el peaje, yéndose por una pista que le permite eludir ese pago.
Deshonesto es el chofer por pasar a otro vehículo, en dos oportunidades, utilizando la vía auxiliar, exponiendo a sus pasajeros al riesgo de una volcadura o despiste, por ir al filo de la carretera. Deshonesto y viola las normas, cuando habla por teléfono durante el manejo o se abastece de gas en un grifo, en pleno camino. No sabe que está prohibido cuando están haciendo servicio público y llevan pasajeros?
Este mal proceder, no le brinda al pasajero la seguridad de cubrirle los riesgos de un accidente, porque no tienen un seguro vehicular adecuado. Al igual que él, no son honestos todos los choferes que trasladan pasajeros a Lima o los traen a Cañete, sin la seguridad ni garantía que toda persona necesita. Nadie les niega la posibilidad de trabajar, pero que lo hagan con el respeto de las normas y la seguridad que debe tener los pasajeros.
Espero que las autoridades municipales y policiales, pongan coto a este tipo de servicio informal. No esperemos que hallan deudos que lloren a sus muertos o recen por los heridos, a causa de los irresponsables que corren a más de 120 kilómetros por hora, sin importarles la vida de los demás… Y ahora, cómo sabemos quienes son los honestos?
